Djinns: Explicación cultural de la enfermedad

Djinns: Explicación cultural de la enfermedad:

“Djinns”: Los Djinns son seres sobrenaturales susceptibles de apoderarse del cuerpo y del funcionamiento psíquico de una persona , con el fin de obtener una compensación por parte de los humanos: una ofrenda, un sacrificio, un altar.

Es una palabra árabe cuya raíz es prolífica: “Majnún” significa estar bajo el poder de un djin, palabra generalmente empleada para designar la locura.

La palabra “djinn” tiene parentesco con otras palabras de la misma raíz, y así se establecen puentes semánticos con nociones como “feto”, “muerte”, “cadáver”, “paraíso”, “jardín”, puentes que la palabra no posee, evidentemente, en otras lenguas.

El Corán menciona a los djinns numerosas veces. Junto con los ángeles (malaíca) y los demonios (shayatin), los djinns forman una especie de tríptico de las entidades no humanas, generalmente invisibles, pero que pueden ser percibidas bajo ciertas condiciones especiales

Según el Corán, los djinns sólo son criaturas de Dios. Su fuerza es superior a la de los hombres. Tienen en común con los hombres haber sido creados para adorar a Dios...Son mortales. Puede ocurrir que unos djinnes abusen de los hombres y que incluso estos últimos los adoren. Entre ellos, las relaciones sexuales son posibles. Los djins no pueden conocer lo incognoscible, aunque algunos de ellos hayan escuchado el Corán y se hayan convertido.

Es importante subrayar que los racionalistas musulmanes niegan la existencia real de los djins. Los Mu’tazilites y después de ellos Avicena, el historiador y sociólogo Ibn Kaldún, entre otros, las consideraban más bien como alegorías.

Como los humanos, los djinns viven en sociedad, se querellan, tiene relaciones sexuales, comen, beben, hacen alianzas y se hacen la guerra, tienen creencias diversas, etc...Los djinns parecen poblar lo desconocido, lo inexplorado o lo abandonado, lo misterioso y lo inconfesable, el lado oscuro de las cosas. Aquí es donde los hombres y los djinns se encuentran, en las zonas inciertas, en los sentimientos ambiguos, en los lugares donde merodean la desgracia y la muerte. Más allá de los miedos que suscitan, los djinns proporcionan a los hombres un sentido a sus temores y sus incomprensiones. De cierta manera pueden ser a veces compañeros de infortunio”

Lo que caracteriza a los djinn, a diferencia de las divinidades, es su indeterminación a priori. Así como un dios quiere ser honorado de la manera que le conviene y que exige de sus fieles, por el contrario nadie sabe de antemano la identidad, el nombre y las demandas específicas de un determinado djinn. Identificar nuevos djinns nunca encontrados antes, nombrarlos y definir sus exigencias es pues el trabajo del terapeuta del mundo de los djinns.

En las terapias coránicas, no se puede de ninguna manera negociar con el djinn. Se trata en todos los casos de ahuyentarlo. El terapeuta reza, llama a Dios contra el ser invisible, le impresiona, le amenaza, le pega, para cpnseguir que se vaya. Podría asimilarse este tipo de tratamiento con el exorcismo cristiano.

Otro tipo de terapias, practicado sobre todo por mujeres, tratan, por el contrario de “amansar” al djinn. La enferma, investida por el ser invisible, puede compararse aquí a una elegida. Se intentará, pues, iniciarla, en general en el seno de una cofradía. En este caso, los pacientes son verdaderos videntes que se tratará de preparar dentro de una congregación. El rito terapéutico se asemeja en este caso a una especie de ritual religioso.

Una tercera categoría podría referirse a los terapeutas que trabajan con los djinns y no contra ellos. Esos son una suerte de espíritus auxiliares (también djinns) a su servicio y los mandan para luchar o para convencer al djinn responsable de dejar al enfermo. Parece que esos terapeutas capturan a los djinns que volvieron la persona enferma y los utilizan luego en su propio beneficio.

Es frecuente que la familia de un enfermo mental acuda a las tres categorías de terapeutas: los curanderos coránicos, las “zauias” o congregaciones y los que se podría designar como los “brujos”, o sea los “independientes”, además de acudir a la medicina científica universal.

Ante tal caso, el clínico se encuentra ante varios problemas evidentes:
- La lengua de los pacientes.
- Su universo: concepciones, razonamientos, certidumbres.
- La realidad y la eficacia de los profesionales que actúan paralelamente a él: curanderos franceses y magrebíes, tanto en Francia como en su país de origen.

La etnopsiquiatría intenta responder a estos problemas, tanto en el plano teórico como en el técnico.

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